Por José M. Enriquez
La era de la electricidad
Mis padres nacieron en los 40’s, en comunidades pequeñas en los estados sureños de Oaxaca y Puebla, México y mi madre todavía recuerda que cuando llegó la electricidad, la energía era tan débil, que una vela alumbraba más que un foco; su principal uso era apenas para iluminar una habitación sin necesidad de lámparas de gas o velas.
Después de la segunda guerra mundial, vino una época de mucho progreso en gran parte del mundo, en el que llegaron esos electrodomésticos que hoy en día ni siquiera nos detenemos a pensar ¿cómo sería nuestra vida sin ellos? Anteriormente, la gente planchaba la ropa con pesadas planchas de hierro que calentaban a carbón o leña, el hielo —el cual vino a revolucionar nuestro estilo de vida— inicialmente era transportado por barco de los grandes lagos congelados en el noreste de Estados Unidos hacía el Caribe, lo cual ahora parecería una locura, ya que contamos con refrigeradores y congeladores, o máquinas de hielo.
Posteriormente llegaron la radio, la televisión, el tostador, el microondas, la computadora, y un infinito número de aparatos eléctricos, que hasta la fecha sigue creciendo (como Alexa y los autos eléctricos); naturalmente, el consumo de energía eléctrica ha ido aumentando conforme incorporamos más de estos equipos en nuestras vidas, y lo mismo está sucediendo con el ancho de banda requerido para operar todos los aparatos y aplicaciones que se conectan a Internet para poder funcionar.
La era del Internet
A mi generación nos tocó vivir las primeras conexiones a Internet con AOL (America Online) en los 80s y 90s, con esos viejos módems que tenían que hacer uso de la línea telefónica para establecer una conexión, y ¡Dios no lo quiera que entrará una llamada! (o alguien en tu casa levantara la bocina para hacer una llamada), porque nos tumbaba el enlace. Tenías que esperar varios intentos para que el módem marcara a varios números telefónicos, hasta lograr establecer una nueva conexión.
Exactamente lo mismo está pasando hoy en cuanto a la calidad de banda ancha a la que tenemos acceso. Algunos organismos —como la FCC de EEUA— y otras empresas, aún definen banda ancha como 25 Megabits por segundo (Mbps) de bajada y 3 Mbps de subida (ver este artículo sobre bits y bytes como referencia), lo cual es simplemente porque no se ha actualizado de acuerdo a los requerimientos de banda ancha de hoy (hace 20 años no había video llamadas, streaming, etc.).
Ofrecer internet con velocidades inferiores a 50 Megas (Mbps), es lo equivalente a esos primeros focos, con luz tan tenue, que les superaba en eficiencia una simple vela. Ofrecer 100 Mbps, sería lo equivalente a poder operar un tostador. La tecnología sigue avanzando a pasos agigantados, la pandemia nos dejó claro que el ancho de banda que teníamos en casa no era suficiente para que, en un hogar, cuatro personas conectadas a la red simultáneamente no tuvieran que lidiar con conversaciones y pantallas congeladas mientras estábamos en una video llamada.
Crecimiento exponencial de uso de datos
Hasta hace poco, la mayor cantidad de datos que se movían por el mundo eran creados por nosotros los seres humanos, ya sea leyendo noticias, interactuando en redes sociales, o viendo videos; sin embargo, ahora, y en un futuro cercano, el aumento exponencial en la cantidad de datos que tienen que ser transmitidos, será principalmente debido a la comunicación de máquina a máquina (Machine to Machine, o M2M), así como el Internet de las Cosas (Internet of Things, o IoT), la Industria 4.0 (o la 4ª revolución industrial), etc.
Los nuevos electrodomésticos inteligentes, los autos, y demás equipos, se conectan a la red WiFi o Red Móvil, en nuestros hogares, fábricas, u oficinas, de manera inalámbrica a corta distancia, pero en la mayor parte del trayecto, esos datos viajan vía fibra óptica a un centro de datos donde serán procesados y redirigidos para tomar la acción necesaria.
Una analogía de dicha explosión en el consumo/transmisión de datos que viene, es imaginarte que hoy en día, tienes una autopista de 4 carriles, por la cual pasan 500 autos por minuto. Por esa misma autopista, en 5 a 10 años tendrán que pasar 50,000 autos por minuto. Obviamente que la infraestructura actual no servirá para poder soportar dicho tráfico. ¡La inversión en infraestructura requerida para poder transmitir dicha cantidad exponencialmente creciente de datos es enorme! Si no tomamos acción ahora, sufriremos cómo región un mayor rezago. Tenemos que actuar en equipo, a nivel América.
Disruptores de Mercado
Siempre llega alguien que pone un negocio tradicional en jaque. En el caso de América Latina, MUNDO de Chile ha lanzado recientemente una oferta de Internet por fibra óptica de ¡10 Gigabits por segundo (10 Gbps o 10 Gigas)! Algo inédito en América Latina; pero ahí no termina el tema, en California, USA, Netly ha desarrollado una red de fibra lista para ofrecer a futuro hasta un Terabit por segundo de velocidad; es decir, 1000 veces más rápido que un Giga (Gbps).
Muchos dirán que no es necesario contar con esas velocidades; sin embargo, como el consumo de electricidad lo ha comprobado, las aplicaciones del futuro requerirán de una cantidad exponencialmente mayor de datos para poder funcionar, así que vale la pena invertir en la infraestructura que estará lista para cumplir con dicha demanda. El costo de la fibra se ha reducido tremendamente, la parte más costosa de una red se va en equipos y la construcción/mano de obra.
Lógicamente, no podemos esperar que estas velocidades se alcancen de la noche a la mañana, pero podemos poner una meta en conjunto, con el resto de la región, para alcanzar en un plazo de 5 a 10 años dicho objetivo.