Haber crecido en las décadas de los ochenta y los noventa, me dio la oportunidad de haber sido testigo de la fase evolutiva de la humanidad que llegamos a conocer como “la digitalización”. Recuerdo vagamente las primeras pantallas de las computadoras con monitores CRT —cathode-ray tube por sus siglas en inglés, o tubo de rayos catódicos— con una interfaz de texto verde y disquetes de 5 pulgadas en los cuales, en el mundo actual, no cabría ni una sola foto digital. En los últimos 40 años, he tenido el privilegio de presenciar —y la oportunidad de experimentar— la era dorada de la digitalización; y, aún más afortunado, ¡ser parte de ella!
En las últimas 4 décadas, no habíamos visto el tipo de aceleración en la digitalización de nuestras vidas que hemos experimentado en los últimos 400 días desde el inicio de la pandemia de COVID-19. Las nociones de teleconferencia, e-learning, compras en línea, e incluso banca electrónica, seguían siendo conceptos muy “futurista” hasta finales de 2019; sin embargo, con la interrupción de la pandemia de 2020, estos conceptos se convirtieron en una parte muy importante de la “nueva normalidad” tanto en nuestra vida personal como profesional. Nos vimos obligados a trabajar desde casa 5 días a la semana, mientras nuestros hijos asistían virtualmente a la escuela. De hecho, COVID-19 ha acelerado la adopción de dicha transformación digital de 3 a 4 años para todos los sectores a nivel mundial, quizás más en algunos países menos desarrollados.
¿Qué impacto ha tenido esta adopción acelerada de un nuevo estilo de vida “digital” para la industria de las telecomunicaciones y procesamiento de datos? Algunos dirían que ¡fue como un tsunami!
Las plataformas digitales de todo tipo: para el trabajo, el entretenimiento, el comercio electrónico e incluso las sociales, tuvieron que adaptarse rápidamente al aumento de la demanda en la cual la “nueva normalidad” requería que los proveedores de servicios actualizaran y aumentaran su inversión CAPEX para cubrir dicha demanda causada por la adopción masiva del teletrabajo, la telemedicina y la educación a distancia. Como muchos no tenían una oficina desde dónde trabajar, ni una escuela donde asistir a clases, los gobiernos se vieron obligados a expandir la banda ancha a las zonas rurales y marginadas para garantizar que se cubrieran las necesidades sociales y económicas de todos.
En todo el mundo, se alentó un mayor uso de carteras/billeteras digitales y cajas de registro de manos libres para evitar el contacto físico, que es el principal medio de infección. Todas las regiones del mundo también experimentaron un uso generalizado de teleconferencias con amigos y familiares como medio de interacción social y emocional. Este puede haber sido el punto de inflexión de la desaparición de los periódicos impresos y las tiendas físicas y centros comerciales tradicionales.
Antes de la pandemia, la transformación digital era algo a lo que muchos se habían resistido, o, peor aún, habían ignorado. Como dice la infame frase de los Borg de Star Trek “La resistencia es inútil”, así también ¡la transformación digital es inevitable! Ya que es parte de la evolución humana y se ha vuelto más evidente debido a la pandemia. En cualquier proceso de evolución, los sobrevivientes son los que pueden adaptarse al cambio; si bien muchas empresas han sufrido debido a la pandemia, hay algunas que no solo han sobrevivido a este ´tsunami´, sino que están prosperando gracias al ´nuevo estilo de vida normal´.
Con la demanda de digitalización, los proveedores de la nube han realizado grandes inversiones para actualizar su infraestructura a fin de brindar el mejor nivel de servicio posible a la creciente demanda de sus clientes. Las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), que funcionan como la espina dorsal de la tecnología en la nube (cloud technology), han experimentado un impulso explosivo debido a la excesiva demanda. Los planes de adopción de nuevas tecnologías de la industria óptica se adelantaron varios años. La adopción de la tecnología óptica de 200 Gbps y 400 Gbps —por parte de los proveedores en la nube— estaba inicialmente programada para despegar a fines de 2022 o principios de 2023; sin embargo, ya se están implementando hoy, muy por delante de lo que se pronosticó inicialmente. Como tal, la industria está adoptando rápidamente la próxima generación de interconexiones ópticas basadas en el estándar de transmisión IEEE 802.3bs para conectores, que fueron diseñados para ser la solución idónea para 200 Gbps, 400 Gbps, y más. A medida que adoptamos la generación actual, la industria ya está trabajando en la próxima generación de tecnología óptica; tales como, el desarrollo de la óptica de 800 Gbps, óptica incorporada que lleva los enlaces ópticos al ámbito que tradicionalmente eran interconexiones de cobre, e incluso la adopción de fotónica en el diseño del chip ASIC (por ejemplo, Photonic Integrated Circuit, o PIC).
Ad Footer to above image: Imagen: cortesía de SENKO
A medida que el mundo se adapta lentamente a la “nueva normalidad” establecida por el Tsunami COVID-19, la huella de su efecto será para siempre parte de nuestras vidas y la historia de la humanidad. No hay duda de que los últimos 400 días dejarán una “cicatriz” eterna en nuestras mentes, pero también servirán como semilla de innovación.
El Dr. Bernard HL Lee se desempeña actualmente como Director de Tecnología e Innovación en SENKO Advanced Components, y previamente fue Director General Adjunto en el Grupo de Estrategia de Negocios en Telekom Malaysia. El Dr. Lee es un experto de la International Electrotechnical Commission (IEC), un Ingeniero Colegiado acreditado por el British Engineering Council, y Diseñador de Distribución de Comunicaciones (RCDD) por BICSI. Anteriormente se desempeñó como Presidente del Fiber-To-The-Home Council Asia-Pacífico, y actualmente es Country Chair de BICSI Malasia